México es un país fuertemente apegado a sus costumbres y por generaciones nuestra gente ha hecho una importante labor por conservarlas vivas. Un gran ejemplo es el mundo mágico creado alrededor del Día de Muertos. Las calles se pintan de memorias y colores con papel picado, flores de cempasúchil, calaveritas de azúcar y catrinas.
Esta pasión por preservar los ritos que nos identifican permea en todo lo que nos apasiona. Esta pasión es la misma que mueve a Monte Xanic: las manos que trabajan la tierra, los enólogos que con cada cosecha, y en general todos los que colaboramos en la Bodega tenemos ese compromiso, crean experiencias nuevas. Un auténtico legado del vino premium que ya se ha vuelto nuestra propio ethos y que añada con añada construye nuestra excelencia.
Cada una de nuestras etiquetas lleva un poco de esa tradición, nada nos enorgullece más que compartir con el mundo lo mejor de nosotros, para que también así, nuestros consumidores en cada rincón del planeta creen sus propias tradiciones y en cada mesa, cada charla, cada momento especial esté presente Monte Xanic.
Hagamos del Mejor Vino de México, una tradición.