Durante el último año de incertidumbre, nos encontramos con nuevas perspectivas.
Una propuesta interesante que surgió en diferentes medios, redes y boca en boca, fue voltear a ver lo que se hace bien en México. Las uvas mexicanas son variedades de uva (Vitis vinífera) que proceden de muchas partes del mundo.
Se hacen mexicanas debido a que nacen y crecen en nuestros terruños y adoptan la esencia del suelo y del ambiente. Son hijas de manos mexicanas.
La Nebbiolo es una variedad de uva que procede de Italia pero que como un buen extranjero naturalizado, ama a México.
Después de Italia, México es el segundo productor de Nebbiolo en el mundo.
El nombre de la variedad, viene de la palabra italiana “nebbia” que significa niebla. En el Valle de Guadalupe, en Baja California, la niebla de la corriente marina hace su magnífica labor en los viñedos. El Nebbiolo brota rápidamente de la vid, pero tarda en madurar. Es una uva que te demanda paciencia, pero que ofrece su recompensa.
Los Nebbiolos mexicanos se pueden apreciar con matices púrpuras a la vista en la copa y de color rojo granate. A menudo revelan aromas a flores exóticas como violetas, hierbas salvajes y frutos como ciruela, cereza y grosella. Es un vino con buena acidez y astringencia, de cuerpo medio, muy delicado y elegante.
En Baja California bodegas mexicanas trabajan con una ingeniería de precisión dentro de los viñedos para obtener un Nebbiolo de calidad. Las vides son naturalmente vigorosas y necesitan un tratamiento extremadamente estricto para lograr que la planta use su energía en la maduración de las frutas.
Monte Xanic dará la bienvenida a una nueva cosecha de Nebbiolo 2016 para su línea Edición Limitada con motivo de su treinta aniversario.
Nuestros vinos mexicanos, están llenos de tiempo. De certeza en la creatividad, en el esfuerzo y en el cariño. Con estos elementos y un buen vino, el futuro sabrá mejor.